Yo soy el que soy no es solo una obra de teatro o un libro autobiográfico. Es mucho más. Quiero que sea mucho más. Creo que no debe quedarse en mero divertimento o en mi necesidad de cerrar una etapa, a modo de terapia, en la que plasmo una etapa de mi pasado.

Cuando se oyen tambores de crisis, de división y de deshumanización, el arte debe tomar un papel más activo y responsable que nos vuelva a unir, devolviendo la humanidad, la memoria y las ganas de seguir soñando. La cultura no es solo entretenimiento. Con esta premisa nace el proyecto Casa Sylvia Rivera de la Fundación Arte que Alimenta. Libros y versos que se transforman en un hogar. ¿Qué pasaría si destinamos los beneficios de mis libros y también parte de esta producción teatral para crear el primer refugio y hogar para mujeres trans? Esto puede parecer un juego, pero no una broma. La sociedad en su conjunto —no solo LGTB—, tiene una deuda histórica con este colectivo que sigue siendo uno de los más vulnerables. Gracias a mujeres como Marsha P. Johnson o Sylvia Rivera, hoy el mundo es un poco mejor que ayer.

Casa Sylvia Rivera será el tanque blindado de los mil puntos que dará forma y sentido a mi pasado.

Así que os animo a ser parte de este proyecto tan apasionante. Porque todos… somos arte que alimenta.